Proust a Catalunya. Lectors, crítics, traductors i detractors de la ‘Recherche’

¿Quién y cuándo empezó a leer a Marcel Proust en Catalunya?

Hacia el año 1918, desde el Ateneu Barcelonès, el doctor Borralleras se dedicó a divulgar À la Recherche du temps perdu. Pla y Segarra se convirtieron en entusiastas proustianos, coincidiendo con el momento en el que la lectura de Proust ganaba terreno en Francia, poco antes de su muerte en 1922. A su vez, Gaziel y Villalonga también se convirtieron en propagandistas del autor francés.

A pesar de algunas voces negativas que se pronunciaron por motivos morales (Montoliu, Rucabado o Junoy), el nombre de Proust se impuso como uno de los grandes clásicos de la novela moderna, beneficiado por las traducciones y las interpretaciones más diversas. Bofill i Mates, Espriu, Ors, Rodoreda, Fuster, Serrahima, Riera, Gimferrer… e incluso Dalí contribuyeron a que Marcel Proust forme parte de la cultura catalana.

Este libro reúne un conjunto de textos con motivo de la incidencia de la obra de Proust en Catalunya escritos por M. Carme Bosch, Sílvia Coll-Vinent, Herbert E. Craig, Amadeu Cuito, Valèria Gaillard, Pere Gimferrer, Eloi Grasset, Antoni Marí, Antoni Martí Monterde, Guillem Molla, Neus Penalba, Josep M. Pinto, Xavier Pla, Oriol Ponsatí-Murlà, Pere Rosselló, Vicent Santamaria y Lluís M. Todó, en una edición a cura de Xavier Pla.

La publicación cuenta con el apoyo de la Universitat de Girona, la Societat d’Amics de Marcel Proust y el Ministerio de Economía y Competitividad.